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El próximo lunes 7 de octubre se celebra la Jornada del Trabajo decente. Con tal motivo, la plataforma en Burgos “Iglesia por el trabajo decente” en la que participa Cáritas con otros organismos y movimientos eclesiales, ha organizado una serie de actos. En concreto, en la ciudad de Burgos tendrán lugar el mismo día a las 20 h. en la Pza. de San Pablo. Allí tendrá lugar un gesto público al que seguirá una Vigilia de oración en la Parroquia de San Pablo.
La plataforma “Iglesia por el trabajo decente” busca concienciar a la comunidad cristiana sobre la enorme importancia que el trabajo juega para la vida personal, para su desarrollo, así como para la vida social y comunitaria. Igualmente, busca visibilizar en medio de la sociedad el compromiso eclesial por la transformación de los modelos económicos y de desarrollo que no tienen en cuenta la dignidad de la persona y la utilizan como un factor más del sistema de producción.
En Aranda de Duero y Miranda de Ebro habrá también actos en unión a los movimientos de acción católica especializados. Con tal motivo se ha publicado el siguiente comunicado:
FRENTE A LA INDECENTE PRECARIEDAD, TRABAJO DECENTE, COMO DIOS QUIERE
Por quinto año consecutivo, las organizaciones que integramos la «Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente» (ITD) celebramos, el 7 de octubre, la Jornada Mundial por el Trabajo Decente para hacer visible la indecente precariedad que sufre el mundo del trabajo. Y lo hacemos junto a todos los agentes que participan en la organización política, económica y social del trabajo.
Cuando hablamos de precariedad laboral lo hacemos de vidas truncadas, vulnerables y violentadas; de personas explotadas y abusadas por contratos temporales y eventuales, con sueldos que no concuerdan con las horas realizadas, sin seguridad en el puesto de trabajo y sujetos a una flexibilidad que acaba quebrando la dimensión personal de las personas trabajadoras al imposibilitar una verdadera conciliación entre trabajo, familia, descanso, participación social y ocio. Seguimos constatando cómo el trabajo está lejos de ser un derecho que garantice la dignidad de la persona, mientras sigue aumentado el número de trabajadores y trabajadoras pobres.
Como organizaciones y movimientos de Iglesia encarnados en la realidad del trabajo, queremos ser buena noticia en nuestras casas y barrios, lugares de trabajo y centros de estudios. Y volveros a recordar, en palabras del papa Francisco, que “ La dignidad no nos la da el poder, el dinero, la cultura, ¡no! ¡La dignidad nos la da el trabajo!”. Y un trabajo que sea realmente digno. Sensibles a esta realidad, conscientes de la importancia de establecer puentes y mirando al mundo desde las periferias en las que estamos presentes, en esta Jornada Mundial reivindicamos que:
– Todos los poderes públicos se comprometan de forma activa en la construcción de un sistema económico, social y laboral justo, fraterno y sostenible que sitúe a la persona en el centro.
– El trabajo sea garante de dignidad y justicia, así como del desarrollo integral de la persona, de sus capacidades, dones y vocación, empezando por las personas más descartadas y excluidas.
– El trabajo sea fuente de reconocimiento social y personal, a través de la dignificación de los cuidados, con nuevos planteamientos de políticas sociales, de género y educativas en igualdad entre mujeres y hombres, sin olvidar el derecho a una conciliación real de la vida familiar y laboral.
– El trabajo es para la vida, por lo que es imprescindible que se realice en un entorno de seguridad y salud, con condiciones que garanticen la integridad física y psíquica de la persona.
Con esperanza unimos nuestras fuerzas y compromisos como gesto profético, e invitamos a toda la Iglesia, a las comunidades, movimientos sociales y personas de buena voluntad a celebrar y reivindicar juntos esta jornada.

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