Con la cercanía de la Navidad, Mario Vivanco, delegado de Cáritas Burgos, plantea algunas propuestas para vivir este tiempo.
Sin prisa pero sin pausa se va acercando la navidad. Ya los comercios de nuestra ciudad nos van ofreciendo productos típicamente navideños. Será la navidad de la pospandemia. Y será una navidad diferente porque lo vivido durante la pandemia nos ha enseñado unas grandes lecciones:
- Somos vulnerables, frágiles y finitos. Ya no podemos mantener el sueño de la omnipotencia y descubrirlo nos hace sentir menos seguros que antes.
- No nos podemos salvar solos. Necesitamos de los otros. En los meses más duros descubrimos que necesitábamos de los camioneros, del pequeño comercio, de los farmacéuticos, del personal sanitario. Y esto nos ha ayudado ha entrelazarnos más entre nosotros.
- El valor de lo cotidiano. Antes no dábamos valor a muchas cosas que teníamos o vivíamos. Ahora empezamos a valorar y agradecer lo que antes asumíamos como evidente. Y por eso valoramos más los encuentros, las risas, los abrazos, la presencia de las personas que amamos. Hemos descubierto el valor del cuidado.
Desde lo aprendido, intuyo, quiero y deseo que termine o debe terminar una manera de vivir: la de la desmesura y la explotación sin fin de recursos naturales, la del egoísmo institucionalizado, la de la globalización sin control, la de la democracia de baja intensidad, la de la exclusión y el rechazo de los que vienen de fuera buscando un mundo mejor.
Es cierto que no puedo vislumbrar qué vendrá después. Dependerá mucho de la apuesta por lo comunitario y de los valores éticos que acompañen nuestras vidas y decisiones.
Pero como Iglesia no podemos quedar cómo “las vacas miran al tren”. Hemos de despertar. En este adviento hemos de despertar. Y despertar significa vivir de manera más lucida, sin dejarnos arrastrar por la insensatez que a veces parece invadirlo todo. Despertar es vivir con pasión la pequeña aventura de cada da día, haciendo esos pequeños gestos que aparentemente no sirven para nada, pero que sostienen la esperanza de las personas. Despertar es buscar a Dios en la vida y desde la vida. Intuirlo muy cerca de cada persona y vivir atentos al proyecto de Dios y no tanto desde nuestros pequeños proyectos.
Es cierto que la globalización de la indiferencia nos seguirá amenazando y tentando nuestro caminar. Ojalá nos encuentre con los anticuerpos necesarios de la justicia, la caridad y la solidaridad.
Feliz Adviento y que lo vivamos sin prisa pero sin pausa.
Mario Vivanco
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