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Noticia publicada en Diario de Burgos. Texto: Angélica González Foto: Ramis

El dato del 2024 de afiliación a la Seguridad Social en el ámbito de las empleadas de hogar en la provincia de Burgos fue de 2.136 (2.073 mujeres y 62 varones), más de mil trabajadoras menos que en 2015, cuando fueron dadas de alta un total 3.096. Son cifras que hacen visible el importante desplome -nada menos que de un 30%- que ha experimentado el sector en una década en la que más que nunca se han puesto en evidencia lo necesarios que son los cuidados tanto de las personas como de los hogares en una sociedad cada vez más envejecida y con más personas dependientes. ¿A qué se debe esta paradoja? Nacho García, responsable del Área de Empleo de Cáritas, donde también se ha reducido casi a la mitad la búsqueda de este tipo de trabajo (en 2020 el 80% de las demandantes buscaban empleo como cuidadoras y el año pasado fue el 53%), cree que se trata de una conjunción de causas, entre la que es relevante la permanencia de la economía sumergida.

«Es difícil cuantificarlo porque, lógicamente, no hay cifras, pero sí se puede percibir por los comentarios que a veces nos hacen las mujeres que vienen a nuestro servicio sobre experiencias que han tenido. Una de las banderas rojas que se pueden detectar cuando no hay intención de no hacer un contrato por parte de los empleadores es cuando dicen que lo harán ‘el mes que viene’. Cuando aparece ese argumento, malo», reflexiona este experto, que pone también el foco en más razones que puede que estén tras este descenso imparable de contratos de empleadas de hogar.

Otra sería el nuevo perfil de migrantes que llegan. Se trata de personas procedentes de entornos urbanos, frente a las de zonas rurales que eran más habituales hace años, y con mayor formación en ámbitos alejados de los cuidados. «Si a esto le sumamos que somos una provincia prácticamente sin desempleo y con un potente sector industrial, lo más habitual ya es que quienes llegan encuentren trabajo en una fábrica», indica García, que señala también el hecho de la apertura de centros de cuidados de ancianos y el número de plazas que se incrementó tras la pandemia.

 

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