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Cáritas Diocesana atendió el pasado año a 6.446 familias (8.890 personas) y de ellas 1.732 recibieron ayudas económicas directas para garantizar derechos básicos, como alimentación, vivienda, sanidad y educación. Es solo uno de los datos que se recogen en la Memoria 2018, presentada con motivo de la festividad del Corpus Christi, Día de Cáritas. Las cifras de personas atendidas desde los diferentes programas de Cáritas se mantienen desde 2014, año en que se superaron las 6.000 familias, lo que indica que, pese a los datos macroeconómicos, la crisis ha acabado para algunos, pero no para todos. Tal como ha subrayado el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, «el ascensor de la movilidad social se ha estropeado» y son muchos los que han quedado al margen de la recuperación: 8,5 millones de españoles viven en el marco de la exclusión. Así se constata en el último Informe Foessa, que se dio a conocer la pasada semana y que dibuja una sociedad cada vez más desigual y fragmentada, donde la exclusión se ceba con las familias con hijos y especialmente las sustentadas por mujeres.

 

La instantánea de nuestra provincia no difiere mucho de ese retrato que la Fundación Foessa ha hecho de la realidad social del país. La precariedad del empleo y el incremento de los precios, especialmente el de los alquileres, han dejado al margen de la recuperación a un buen número de familias, según refleja la Memoria 2018 de Cáritas Diocesana. Así, el 23% de las familias atendidas disponían de ingresos procedentes del trabajo y otro 23% recibían una pensión o algún tipo de prestación. Otro dato destacable es que el 55% son familias con menores a cargo y un 17%, monoparentales, lo que pone de manifiesto que los hogares sustentados por mujeres están prácticamente condenados a la exclusión, ha remarcado la coordinadora de Acción Social, María Gutiérrez. Queda también patente que se ha producido «una recuperación a dos velocidades y las personas que transitan en los espacios de exclusión están aún peor». La desigualdad ha sido «el modelo» para salir de la crisis.

 

Ante esta situación, el arzobispo ha incidido en alguna de las cuestiones que más preocupan a Cáritas y ha sugerido algunas propuestas a la sociedad y a las administraciones públicas. La primera, la realidad de algunas familias (familias numerosas, monoparentales  o con algún miembro con discapacidad) que reflejan una vulnerabilidad especial. «Urge implementar políticas familiares que engloben también aspectos como la fiscalidad y conciliación», ha apuntado. Igualmente preocupa la realidad de los jóvenes que han abandonado los estudios y no trabajan; la inmigración, «un reto cultural, social y político» o el problema de la vivienda, ante el que Cáritas sugiere incentivar políticas garantistas. El pastor diocesano también ha hecho hincapié en que asistimos a una protección social insuficiente y ha demandado un sistema de garantía de ingresos mínimos de ámbito estatal. Asimismo ha expresado la preocupación de la entidad por la despoblación y el envejecimiento del mundo rural, que genera situaciones de aislamiento y exclusión, y por el cambio climático, que perjudica especialmente a los más pobres.

 

Descenso de donativos

 

La errónea percepción de la salida de la crisis y una cierta pérdida de sensibilidad puede estar detrás del descenso de donativos, que por tercer año consecutivo cerró el ejercicio con déficit, en esta ocasión de 220.120,36 euros, ha apuntado el director de Cáritas Diocesana, Jorge Simón. Los recursos de la entidad alcanzaron los 3.864.883,34 euros, pero se invirtieron 4.085.003,70 euros en los distintos programas que se desarrollan en 87 espacios de la diócesis. La mayor partida fue, como es habitual, la destinada al programa de acogida parroquial, que es «la puerta de entrada a Cáritas», con un 21,41% de los recursos, seguido del de Empleo, con un 19,50%, y el de Personas sin Hogar, con un 16,27%. Buena parte de los recursos de Cáritas proceden de convenios y subvenciones públicas (algo más del 43%), un 21,57% de donativos, herencias y legados y un 13,47% de organismos de la Iglesia y campañas. La aportación de los socios supone un 10,11% de los recursos y las de fundaciones y entidades privadas un 7,93%. Simón ha asegurado que Cáritas afronta su situación «con serenidad pero también con preocupación» y ha apelado a la sociedad para que siga colaborando.

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