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Este año que acabamos de dejar atrás, ha sido, para millones de mozambiqueños, una pesadilla que comenzó en la zona Centro del país, en abril con el paso del ciclón Idai y continuó en mayo en la zona Norte con el paso del ciclón Kenneth. A día de hoy, la pesadilla no ha acabado, las constantes lluvias de la temporada que comenzó en octubre y continuará hasta marzo, en algunos lugares está siendo especialmente fuerte provocando inundaciones. Al menos 2,2 millones de personas viven desde entonces en situación de extrema vulnerabilidad: sin hogar, sin enseres, sin medios de vida, sin tierras donde producir su alimento diario para el año. Cáritas Burgos lleva 4 años colaborando en diversos proyectos en Mozambique, y también respondió a la llamada realizada tras el paso de Idai en marzo del año pasado. Gracias a la solidaridad de los burgaleses, se recaudaron casi 40.000 € para esta emergencia.

A continuación, reproducimos la crónica sobre la situación actual que se ha remitido desde Cáritas Española.

MOZAMBIQUE 2020: “LLUEVE SOBRE MOJADO”

EMERGENCIA ALIMENTARIA

En una población donde la agricultura es de subsistencia, el hecho de tener el campo de trabajo (machamba) a kilómetros de distancia de los alojamientos, no permite la continuidad del trabajo y eso se traduce en una amenaza porque crean una dependencia alimentaria total. A día de hoy, la necesidad alimentaria, es muy grande y lamentablemente las ayudas no llegan a lugares remotos de este extenso país. Las ayudas que se han repartido, se centran en lugares donde la concentración de población es mayor y donde se puede atender a un mayor número con menos desplazamientos. Los alimentos repartidos hace meses, han desaparecido ya. Las necesidades crecen día a día y las últimas inundaciones no han hecho más que agravar más esta situación.

INFRAESTRUCTURAS

Los puentes que las aguas arrastraron, sobre todo en carreteras secundarias que suponen el 80% de los caminos del país, no han sido reconstruidos, y los que aguantaron el ciclón, se han visto afectados por las últimas crecidas de los ríos, esto lleva al aislamiento de un mayor número de lugares y con ello al agravamiento de la situación.

ACCIÓN DE CARITAS

Desde el pasado abril, el trabajo de las Cáritas afectadas (Beira, Quelimane, Chimoio y Pemba) está siendo de intensidad máxima. En cada centro de atención y apoyo, se organizan las ayudas a través de listados con familias damnificadas pero debida a la situación tan inestable en la que viven, la presencia de las familias varía mucho de una semana a otra y eso dificulta la organización y los repartos de los kits de ayudas; hay familias que viven fuera de los centros de apoyo y por tanto fuera del cómputo de las ayudas y nuestros compañeros no pueden obviar, pero tampoco tienen capacidad para poder atender. Se crean mecanismos pacíficos de identificación pues la mayoría de las personas desplazadas lo han perdido todo y no tienen forma de identificarse legalmente, en estos casos la figura de los líderes comunales es indispensable para poder acreditar a los miembros de su comunidad. El responsable por familia es el encargado de recibir las ayudas y en ocasiones no puede estar presente en el momento del reparto por diferentes razones y esto, también genera muchos problemas.

Además de las ayudas directas, se ha trabajado a través de talleres de “Prevención, gestión de riesgos de desastres” con especial atención al colectivo de personas con discapacidad, enfermos o personas mayores los cuales en estas situaciones de emergencia y las posteriores de reconstrucción se encuentran en franca diferencia. También se ha trabajado la construcción de comités locales para una actuación más coordinada e informada en caso de ocurrir un desastre natural o cualquier otra emergencia para que puedan ser activos y reactivos así como para organizarse en la reconstrucción.

La Confederación Cáritas respondió con generosidad a la llamada de emergencia y estuvimos presentes desde un principio con la primera respuesta de emergencia y posteriormente en la reconstrucción en la que actualmente se encuentran y que durará al menos hasta el verano pues ahora mismo, las lluvias dificultan el ritmo de trabajo fijado. La familia Cáritas camina de la mano, y nuestra cercanía y acompañamiento con las Caritas de Mozambique, les hace sentir que no están “solos”, y de esa fortaleza nos volvemos cómplices.

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