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En nuestro repaso al quehacer de Cáritas durante esta pandemia, nos acercamos hoy a un programa pequeño, a veces poco conocido, pero muy importante y fundamental en el quehacer de Aranda de Duero. Nos referimos a la actividad del Programa de Apoyo al Drogodependiente (CADAC). Como todos, también han tenido que readaptarse en su acción.

Si esta situación de confinamiento es dura para toda la sociedad española, no debemos olvidar el impacto que esto tiene en un colectivo como el de las adicciones, que en este caso es especialmente vulnerable. El confinamiento en sus casas, el mantenerse abstinentes de consumos, la convivencia con la familia… suponen en muchas ocasiones una gran fuente de problemas familiares, llevando a fuertes discusiones y enfrentamientos entre sus miembros. De ahí la importancia de trabajar la mediación familiar y la resolución de los conflictos. Si a ello le sumamos los factores de pobreza y exclusión social, que se dan en algunos casos, la situación se hace aún más compleja. Desde el programa nos preocupa también el crecimiento de nuevas adicciones en la población más joven.

En estos momentos, el circuito terapéutico de los recursos para personas drogodependientes, se encuentra paralizado. Aunque existe coordinación con los mismos, sólo están disponibles para casos de urgencia extraordinaria, por lo que los procesos que se encontraban abiertos para entrar en Comunidades Terapéuticas se están viendo retrasados.

Actualmente desde CADAC acompañamos a 65 personas, entre drogodependientes y familiares. Nuestras actuaciones siguen siendo:

  • La atención presencial, se restringe a las situaciones de urgente necesidad, aplicando de manera estricta el Plan de Contingencia ante el COVID-19 a la Red de Asistencia al Drogodependiente (en cuanto a medidas de higiene, distanciamiento social y uso de EPIS).
  • Con las familias: se siguen marcando las pautas de acompañamiento, realizando mediación en resolución de conflictos, manteniendo así la escucha y el apoyo que nos requieran.
  • Se realiza la dispensación periódica de metadona y otras medicinas, garantizando así la continuidad de los tratamientos.
  • Continua el apoyo psicosocial a todas las personas que se encuentran en proceso por vía telemática (cada quince días como mínimo y según itinerario personal).
  • Se realizan las correspondientes valoraciones para cubrir necesidades básicas en las familias (alimentación, pago de suministros…) y se sigue informando de los recursos que existen a su disposición desde los distintos organismos y administraciones.
  • Nuestro espacio de ocio y tiempo libre saludables mantiene su actividad fundamentalmente vía WhatsApp, para que todos sus integrantes continúen sintiéndose acompañados y puedan seguir disfrutando de actividades de lectura y comentarios de texto. De este modo contribuimos al mantenimiento de funciones psíquicas elementales y fomentamos la participación y la interacción social.
  • Seguimos, como siempre, atentos a nuestros teléfonos, abiertos a la escucha, dispuestos a dar información, asesoramiento y contención a todos los que lo necesiten. Siendo conscientes de que esta situación puede desatar nuevos casos de adicciones (alcohol, drogas, adicciones sin sustancias, recaídas en personas que ya lo habían superado…).

Desde Cáritas, tanto a nivel diocesano como nacional, hemos manifestado nuestra preocupación por el incremento de las nuevas adicciones, que son especialmente graves entre los más jóvenes (apuestas online, videojuegos, pornografía…), que también se pueden ver agravadas en una situación de aislamiento. Por este motivo estamos convencidos de que la prevención, tanto desde los programas específicos de intervención ante las adicciones como desde los de infancia y juventud,  sigue siendo una herramienta indispensable, en la que además de las entidades sociales tiene que implicarse toda la sociedad: centros educativos, administraciones, instituciones y, por encima de todo, las familias.

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