FAROS DE ESPERANZA
DESDE EL PROGRAMA DE “VOLVER A EMPEZAR “ DE CÁRITAS Y PASTORAL PENITENCIARIA
Ya se ve el sol, después de tantos días de tinieblas; por fin vemos el sol. La esperanza, la normalidad, aunque sea nueva y diferente, se va abriendo camino…Pero hay un lugar donde estaba ya nublado antes de la tempestad del COVID 19 y donde las nubes no se irán por mucho que haya sol en el resto de la sociedad. Los centros penitenciarios, son lugares donde la normalidad, es una excepción de estos meses donde la vida se para y el tiempo no corre.
Desde Cáritas y Pastoral Penitenciaria intentamos generar algo de luz en la oscuridad, como los faros perdidos en la costa. Aunque a veces esta luz sea artificial y temporal, emite el calor humano que las rejas y los muros no dejan pasar de forma natural. A finales del mes de marzo se prohibió la entrada en los centros penitenciarios de toda persona y entidad ajena a la institución penitenciaria y tuvimos que cerrar de forma temporal nuestras actividades presenciales que de forma directa realizábamos con los internos del centro.
Desde el programa de “Volver a empezar” de Cáritas de Burgos y Pastoral Penitenciaria, en este tiempo de “parón” obligado por la institución, hemos intentado estar presentes desde la distancia con las personas que más lo necesitan: los últimos y no atendidos privados de libertad.
Desde el primer momento nos pusimos en marcha para generar una energía que, aunque fuera desde la distancia, siguiera dando calor humano. Hemos tenido dos vías diferentes de información y canalización de nuestro calor.
Por un lado la presencia diaria en el centro penitenciario de Fermín, el capellán y delegado de la Pastoral Penitenciaria que, aunque no ha podido tener contacto directo y personal con los internos, ha estado presente y en comunicación desde la ventanilla con las personas que lo han requerido.
Por otro lado desde Cáritas hemos mantenido llamadas semanales tanto con Fermín, como con los trabajadores sociales, educadores de módulos, y el equipo directivo, para saber de las personas privadas de libertad y seguir con los seguimientos y las coordinaciones pertinentes en cada caso.
-Desde Cáritas también hemos hecho un acompañamiento a las familias de las personas privadas de libertad que lo han requerido, tanto para la orientación e información como con ayuda de alimentos o ayudas económicas cuando ha sido necesario.
-Se ha mantenido el pago de peculios como ayudas económicas con las personas de prisión que no tienen ningún tipo de ingresos, haciendo un esfuerzo económico para llegar a todas esas personas que están en una situación de mayor vulnerabilidad dentro del centro penitenciario.
-Hemos estado en contacto directo y casi diario con los internos que están en sección abierta, y que en estos meses su situación de semi-libertad que tanto ansiaban, se ha visto abocada, de nuevo, a la frustración de volver a perder esos pocos alientos de libertad.
-Se ha mantenido el contacto con las personas que han salido de prisión este año y que esta situación de paralización de prestaciones ha dejado semi-desnudos, en una libertad diferente a la que esperaban.
-Hemos acogido en el seminario y hemos realizado un acompañamiento directo a cinco personas que, en este periodo, han salido de prisión y les hemos dado cobertura ante esta situación delicada en la que se encuentran.
-Se ha insistido y conseguido alguna mejora en los derechos de las personas privadas de libertad, entre ellas destacar las video-conferencias con sus familiares.
Pero, lo más bonito, emocionante e importante han sido las cartas redactadas por Fermín y por los voluntarios de Pastoral Penitenciaria a las personas privadas de libertad que han dado un soplo de aire fresco y esa compañía que, aunque sea desde la distancia, ha hecho que sea más cálida y próxima. Es de agradecer que esas cartas han recibido respuesta de parte de varios internos que nos quieren y nos echan en falta.
Desde instituciones penitenciarias, y en especial desde la nueva dirección de la cárcel de Burgos, se ha conseguido que varios internos pasen a tercer grado y otros en tercer grado pudieran salir en libertad contralada a sus casas con sus familiares. También se han agilizado los permisos evitando demoras en aquellas personas que ya tenían autorizado el permiso.
Se han permitido Video-llamadas y se han ampliado los tiempos de llamadas telefónicas a los familiares y los seres queridos, y se han intensificado las comunicaciones telemáticas con el exterior.
En este tiempo tendríamos que haber realizado nuestro quinto camino de Santiago con la fundación de la Caixa y los internos… Se activará en el momento que podamos realizarlo, cuando acabe este momento que estamos viviendo.
La vida en prisión en estos días ha sido intensa, con tensiones, con restricciones, con falta de motivaciones, con episodios desagradables como un suicidio, con un conato de motín, como si una máquina del tiempo nos hubiera hecho retroceder a las cárceles de finales de los años 80 o principios de los 90 donde las situaciones negativas eran corrientes.
Pero, a pesar de ello, hay rayos de esperanza que nos hacen ver que no todo es negativo: fueron los internos los primeros que salieron a las 20:00 de la tarde al patio a aplaudir a los funcionarios que les cuidan; se hizo un pasillo humano a los militares de la UME que fueron a desinfectar el centro penitenciario; se han vivido momentos de solidaridad y compañerismo entre las personas aceptando cambio de módulos para dejar uno vacío preparado para posibles contagios; han aceptado, aún más si cabe en un momento tan restrictivo, las normas, y eso ha hecho que no hayamos tenido ningún interno contagiado por el virus.
Por lo tanto, aunque siga siendo de noche en prisión, cuando en el resto del mundo amanezca, seguiremos teniendo faros de luz de esperanza en mitad de la noche que harán que el mundo de prisión poco a poco también brille. Y en esta nueva normalidad que nos encontramos todos, desde Cáritas y Pastoral Penitenciaria esperamos que haya un hueco para las personas que quieran en sus vidas “VOLVER A EMPEZAR”.
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