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Cáritas hace balance de su actividad en los tres meses de estado de alarma, y manifiesta su preocupación por las consecuencias socioeconómicas sobre los más vulnerables

En una comparecencia ante los medios celebrada esta mañana, don Fidel Herráez, arzobispo de Burgos y presidente de Cáritas diocesana, ha subrayado su orgullo, felicitando a «trabajadores, voluntarios y equipo directivo por lo bien que han sabido gestionar y organizarse durante esta situación tan complicada como ha resultado la crisis que hemos tenido que vivir». Al igual que el resto de la sociedad, la Iglesia ha tenido que adaptarse a estas circunstancias tan complejas, y en el caso de esta institución, «ha sabido responder a los diversos retos que se han planteado en la acogida, en el empleo, en la infancia, en las personas sin hogar, en las dependencias, en el mundo rural… en todos y cada uno de los programas que sostiene. De esta manera, la Iglesia ha estado muy activa y muy viva en el mundo de la exclusión y de la vulnerabilidad siendo motivo de esperanza para nuestro pueblo. Para los que se preguntan dónde ha estado la Iglesia en estos momentos, pueden dirigir su pregunta a los pobres, a los enfermos, a los emigrantes, a los solos, en definitiva, a los preferidos del Señor…», haciendo bueno el lema adoptado, La Caridad no cierra

Tras las palabras del arzobispo, María Gutierrez Pulgar, coordinadora de acción social de Cáritas, ha desgranado los datos sobre la actividad. Desde finales de marzo se ha atendido a 2.604 familias, que suman 4,426 personas, con las que se han realizado 21.490 intervenciones. Entre estas intervenciones destacan las ayudas en especie -3.305, principalmente de alimentos, y que suponen un 33% que en el mismo periodo del año pasado-, y las económicas, con un importe de 255.909 €, un 32% que en 2019. De estas ayudas económicas, 70.177 € fueron de fondos propios y el resto adelantos a cuenta de las ayudas de la administración. Esta partida casi se ha triplicado. Los programas más activos durante la pandemia han sido la acogida, que habitualmente se ofrecía a través de las parroquias, y que ha pasado a hacerlo de forma telemática, con 1.510 familias atendidas. En empleo han sido 1.028 personas, en su mayor parte con asesoramientos, pero también con decenas de inserciones laborales. En infancia se ha acompañado a 221 familias y en el programa de personas sin hogar se ha dado alojamiento o se ha intervenido con 194 personas. En este último aspecto, Gutiérrez ha subrayado el traslado del albergue al Seminario diocesano para que las personas sin hogar pudiesen cumplir con las normas del confinamiento. En cuanto a las inquietudes de Cáritas de cara al futuro, destacan el endeudamiento creciente de las familias, incapaces de hacer frente al pago de alquileres y suministros, la brecha digital y la falta de recursos tecnológicos de las familias más vulnerables, la destrucción del empleo, especialmente en los sectores donde la precariedad laboral ya estaba presente, y en los que tienden a emplearse las personas atendidas por Cáritas. Además de esto, desde la entidad se señala a la desprotección de las personas en situación administrativa irregular, que en muchos casos deben subsistir en la economía sumergida, por lo que carecen de acceso a cualquier tipo de ayuda, o tienen mayores dificultades para recibir otras, como las de urgente necesidad. También se han detectado más casos de soledad y abandono, que es «una forma más de exclusión». La suma de estos indicadores genera una gran incertidumbre entre los usuarios de Cáritas y, en palabras de Gutiérrez, debe «hacernos reflexionar como sociedad en torno a los cuidados, que serán uno de los grandes retos en las próximas décadas».

Como conclusión, Ignacio Ruiz, secretario general, ha agradecido a todos aquellos agentes de la sociedad burgalesa que han colaborado con Cáritas durante la pandemia; empresas, administraciones públicas y particulares, pero también a socios y donantes y, sobre todo, a los voluntarios habituales de la entidad, «sin los que no se entendería el quehacer de Cáritas, porque son su esencia». También ha indicado que, en estos momentos de dificultad «se han visto luces, como las propuestas de colaboración de innumerables empresas, o el ofrecimiento de nuevos voluntarios, muchos de ellos jóvenes», y que desde la entidad cifran en medio centenar. La intervención ha concluido con un agradecimiento especial a los medios de comunicación por la sensibilidad social mostrada durante estas semanas, y también por su papel esencial a la hora de informar a la población.

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