gtag('config', 'AW-594699890');

En el espacio comprendido por Israel y el Territorio Palestino Ocupado, es decir Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental y la Franja de Gaza, habitan alrededor de 6,8 millones de judíos israelíes y 6,8 millones de palestinos.

Desde el día  10 de mayo, el Ejército de Israel y las milicias palestinas Hamás y Yihad Islámica (considerados ambos como grupos terroristas por el Estado hebreo) se enfrentan en una batalla desigual y desproporcionada.

Por ahora, las milicias de Gaza han disparado cohetes a territorio de Israel ocasionando 10 muertos y unos 300 heridos. Por su parte el  Ejército israelí ha causado 213 muertos, de ellos más de 50 son niños y 1.235 heridos entre los palestinos. Entre ellos han fallecido unos 75 milicianos de Hamás y decenas de la Yihad Islámica; casi todos como resultado de los bombardeos de la aviación y la artillería israelí sobre la franja de Gaza.

En el fondo de este dramático conflicto se encuentra la inhumana ocupación de los territorios palestinos invadidos en la guerra de 1967,  que Israel se niega a abandonar. Desde entonces Israel ha poblado los territorios ocupados de miles de colonos judíos, una gran parte extremistas y no ha cesado en someter sin límites a la población palestina.

En Gaza el ejército israelí emplea una táctica basada en la destrucción de infraestructuras civiles, principalmente viviendas, hasta asolar la zona, escudándose  en que los civiles apoyan a los terroristas y en consecuencia  resulta legítimo destruir sus propiedades.

Si el conflicto se prolonga, puede generarse una crisis humanitaria más grave en un territorio donde dos millones de personas llevan 14 años bajo el bloqueo egipcio-israelí. Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, durante la violenta campaña de bombardeos, Israel ha impedido el acceso al territorio, incluso para organizaciones humanitarias y a los suministros necesarios.

A su vez, de acuerdo con las informaciones de la agencia de la ONU responsable de los refugiados palestinos, más de 17.000 personas han tenido que salir de sus viviendas y refugiarse en colegios. Esta situación puede hacer que la pandemia de la COVID-19, al amontonarse la gente en espacios reducidos,  el virus se extienda.

A finales del mes de abril, días antes del estallido del conflicto, Human Rights Watch (Observatorio de Derechos Humanos) publicó el informe “Se ha traspasado el umbral: Las autoridades israelíes y los crímenes de apartheid y persecución”. La afirmación se funda en la política general del gobierno israelí de prolongar la opresión de los israelíes sobre los palestinos en Israel  y en los enormes actos inhumanos  ejercidos contra los palestinos que viven en el territorio ocupado, incluido Jerusalén Oriental. El informe establece que la prohibición de formas especialmente graves de discriminación y opresión institucional, o apartheid, constituye un principio fundamental del derecho internacional.

Por su parte, el Papa Francisco ha mostrado una gran preocupación por los violentos enfrentamientos armados entre la Franja de Gaza e Israel, pues corren el riesgo de degenerar en una espiral de muerte y destrucción. Ha realizado un llamamiento a buscar la paz y  ha mostrado su dolor por las numerosas personas que han resultado heridas y muchos inocentes muertos, entre ellos niños, lo que es terrible e inaceptable.

En el momento actual resulta urgente impulsar acciones que lleven a un alto el fuego inmediato, pero una solución definitiva al conflicto pasa porque que  se avance de una vez en la puesta en práctica de las resoluciones internacionales que prescriben una retirada israelí de los territorios palestinos y del Golán sirio.

 

Carlos López Ahedo.

Cooperación al Desarrollo.

Share This