Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, Cáritas Española ha contado con la colaboración de las distintas Cáritas diocesanas para acometer un proyecto de ayuda localizado en Moldavia. Este país, que es el más pobre de Europa, ha recibido por el momento a unas 100.000 personas que han escapado de Ucrania, de las que calculan que el 45% permanecerán en el país. Cáritas Moldavia ha realizado un llamamiento de emergencia, que es al que se ha sumado Cáritas Española y al que está destinando Cáritas Burgos los fondos recibidos, que hasta el 24 de marzo han ascendido a 124.868 euros.
Hay cuatro líneas de trabajo con los desplazados: garantizar el transporte seguro desde la frontera hasta los centros de acogida, facilitar centros de alojamiento seguros, garantizar el acceso a comida y a servicios de higiene y aseo básicos y facilitar el apoyo psicosocial a las familias que han huido del conflicto. Cáritas Moldavia trabaja en tres centros de acogida en Chisinau, la capital del país, y desde allí ha indicado que precisan de más recursos para ampliar la capacidad de acogida actual. Hay que recordar que se trata de un país con solo 3,5 millones de habitantes. El importe total del proyecto es de 900.000 euros, con los que se atenderá a 9.600 personas.
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