gtag('config', 'AW-594699890');

Manifiesto ante el Primero de Mayo 2022

 

Este 1º de Mayo, Día Internacional del Trabajo, las organizaciones promotoras de la iniciativa Iglesia por un Trabajo Decente (ITD) unimos nuestras voces en la celebración del trabajo y san José Obrero, para reafirmar que sin compromiso no hay trabajo decente. Un compromiso que desde Naciones Unidas y los países que lo forman adquirimos en 2015 con la Agenda 2030 y los Objetivos del Desarrollo Sostenible; el objetivo 8 aborda el compromiso para que el trabajo sea decente. Para conseguirlo, es necesario el compromiso de hombres y mujeres para continuar abordando los problemas relacionados con el empleo.

Nos encontramos en un momento en que está bajando la tasa de desempleo –aunque aún sigue siendo muy elevada–, pero a su vez se ha producido un aumento de la inactividad. Además, pese a las cifras positivas, seguimos teniendo un mercado de trabajo caracterizado por la inestabilidad e inseguridad, que perviven incluso en tiempos de crecimiento económico, intensificando la precariedad y las posibilidades de estar en situación de desempleo. Así, a pesar de que se está generando empleo, las condiciones laborales siguen sin ser dignas, lo que hace que muchas personas, a pesar de tener un trabajo no consiguen salir de la pobreza. Además, continúa teniendo un gran peso el desempleo juvenil; más de un millón de hogares tiene a todos sus miembros activos en situación de desempleo y la desprotección frente al mismo es muy alta. Estas situaciones de exclusión se intensifican entre las personas de origen extranjero, sobre todo si se encuentran en situación administrativa irregular, no teniendo posibilidad de acceso al mercado laboral regular ni al sistema de protección.

Algunos datos en nuestra provincia de Burgos confirman la inestabilidad e inseguridad en el mercado de trabajo: el paro a fecha de marzo de este año es de 10,40%, manteniendo la cifra del año pasado que era del 10.43%. En Burgos siguen predominando los contratos temporales frente a los indefinidos; de los 7472 contratos temporales que se han sellado en los últimos 30 días, se han rubricado otros 2459 indefinidos. En cuanto a siniestralidad laboral, el pasado año se produjeron en Burgos 13.653 accidentes laborales, un incremento del 20 %. Aunque es cierto que crecieron los siniestro graves y leves, hubo una nota positiva con los mortales al contabilizarse dos menos que el ejercicio anterior.

El lema de este año reza “sin compromiso no hay trabajo decente”, por eso también destacamos los esfuerzos por el diálogo y el consenso, como ha sido el caso del acuerdo al que han llegado los trabajadores de atención al turismo de la Catedral de Burgos y el Cabildo.

La crisis visibilizó la necesidad de un cambio en el sistema productivo, que fuese capaz de crear empleos que aporten valor y con condiciones laborales dignas, pero la generación de empleo no está avanzando en este sentido y, de nuevo, asistimos a un sistema que prioriza el beneficio económico y “descarta” a las personas, principalmente mujeres, jóvenes y migrantes. Por ello, en nuestro compromiso como Iglesia por el Trabajo Decente, en este Primero de Mayo, defendemos la dignidad del trabajo y el trabajo decente como una prioridad humana y, por ello, una prioridad cristiana y un compromiso de toda la Iglesia.

Así, reivindicamos:

 

La igualdad salarial entre mujeres y hombres, así como políticas sociales y de género que permitan a las mujeres el acceso a las mismas oportunidades laborales que los hombres, garantizando la conciliación de la vida personal y laboral

Creación de empleo juvenil de calidad: para que los jóvenes desempleados y/o precarios tengan acceso a un trabajo digno; relacionado con sus estudios y/o vocación. Generando empleo de calidad y la gestión de medidas necesarias para disminuir el desempleo juvenil, la migración de jóvenes y la temporalidad.

La promoción de un entorno de trabajo seguro: con la puesta en marcha de políticas activas y la financiación de proyectos preventivos que doten a las trabajadoras y trabajadores, así como al propio entorno de trabajo.

Que las personas empleadas de hogar tengan acceso a los mismos derechos que el resto de trabajadores y trabajadoras, reconociéndose definitivamente su derecho a la prestación por desempleo.

La regularización urgente de las personas migrantes en situación administrativa irregular, para que puedan tener acceso a sus derechos de ciudadanía.

 

El acceso a medidas de protección social para aquellas personas que no puedan contar con un empleo.

Reclamamos, junto al papa Francisco, el trabajo “especialmente trabajo decente y no de cualquier modo”, como garantía para la inclusión, el desarrollo y la dignidad de las personas. Animamos a que en este 1º de Mayo nos unamos, como comunidad cristiana, en el compromiso por la defensa del trabajo decente, participando en los actos reivindicativos y celebrativos que se realicen en las diócesis; apoyando su visualización y difusión; contribuyendo así a que nuestro mensaje pueda llegar con fuerza en la esperanza de que el trabajo decente pueda ser una realidad para todas las personas.

Share This