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Zineb Saiadi agradece la ayuda de Cáritas diocesana de Burgos, que le ha permitido sacar adelante, y sola, a sus dos hijas.

Artículo publicado en archiburgos.es

Hace 16 años, Zineb Saiadi dejó su Marruecos natal para venir a la península. Lo hizo con el deseo de alcanzar una mejor vida y un futuro más estable, ya que aquí había «más oportunidades de trabajo». En Aranda de Duero encontró lo que buscaba, una vida tranquila, empleo y un hogar donde formar una familia. 

 En la capital de la Ribera nació su primera hija y el deseo de prosperar todavía más hizo que se trasladaran a Alemania. Allí, sin embargo, las cosas, que tan bien marchaban, empezaron a torcerse: «Me quedé embarazada de nuevo y él me dejó», relata con aplomo. «Tuve que volver a España para buscarme de nuevo la vida, yo sola, embarazada y con una niña». 

 En esa tesitura y lejos de casa, a propuesta de unas amigas llamó a la puerta de Cáritas. La acogieron en Ain Karem, su programa de apoyo a la mujere gestante, donde le ofrecieron todo lo que necesitaba. «Me han apoyado en todo momento, durante el embarazo, el parto y después del parto». Los voluntarios, la trabajadora social y la educadora social han velado para que a Zineb no le faltara de nada. Primero fue acogida en un piso, donde convivió con otras dos mujeres de México y Nigeria y sus respectivos hijos –«aunque hubo momentos difíciles, la experiencia fue muy bien»–. Después, la han acompañado a las citas con los médicos, la matrona, el ginecólogo, a resolver sus problemas con la seguridad social y durante los días del parto y más allá. 

 Tras el nacimiento de su segunda hija, Zineb podía confiar el cuidado de las niñas a Cáritas, mientras ella perfeccionaba su español, realizaba cursos para encontrar trabajo estable y poder vivir en su propio piso, homologaba sus certificados de estudios y aprobaba su examen para obtener la nacionalidad española: «Ahora, gracias a Cáritas estoy en mi piso viviendo feliz con mis dos hijas», relata con una sonrisa en su rostro. «Estoy dando muchos pasos adelante, si estuviera sola no lo habría logrado. Me ayudan con las compras, con todo lo que necesito; sin Cáritas no habría sido posible», comenta agradecida mientras reconoce que la vida le vuelve a sonreír. 

 Con todo, es consciente de que la entidad de la Iglesia ha sido solamente un respaldo, una mano que le ha ayudado a caminar, pero que realmente ella misma es la protagonista de su propia vida y destino: «Yo no sabía hacer muchas cosas, pero ahora veo que soy una mujer nueva. Me he dado cuenta de que puedo vivir sola, no necesito un hombre en mi vida; puedo hacerlo todo, la compra, atender a las niñas, sacar mis hijas adelante…». En este proceso, reconoce que ha crecido su autoestima y que Cáritas le ha ayudado a «confiar en mí misma, en mis capacidades. Ahora puedo decir «yo sí que puedo, yo puedo todo»». 

 El programa Ain Karem de Cáritas nació hace 20 años como una alternativa para lograr que mujeres vulnerables siguieran adelante con su embarazo. En la actualidad, las atienden de modo ambulatorio o a través de viviendas tuteladas. Trabajan de modo individualizado, desarrollando procesos a medida para lograr una mejora de su situación económica, social, laboral y de cuidado hacia los pequeños. Establecen distintos ámbitos de intervención, que van desde el alojamiento y la cobertura de las primeras necesidades de mujeres e hijos (ropa, alimentación, higiene) al acompañamiento social, pasando por acciones que fomenten la integración social y laboral y otras acciones formativas.

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